Para cada médico es de rigor la siguiente promesa:
- Al incorporarme al estado profesional de médico, prometo solemnemente poner mi vida al servicio de la Humanidad.
- Desempeñaré mi profesión con esmero y dignidad. La conservación y el restablecimiento de la salud de mis pacientes hade ser el principal mandamiento de mi actividad,
- Salvaguardaré todos los secretos a mi confiados,
- Mantendré con todas mis fuerzas el honor y la noble tradición de la profesión médica y no haré distinción, en el ejercicio de mis obligaciones médicas, ni por religión, nacionalidad o raza, ni por adhesión a partido o posición social,
- Dispensaré a cada vida humana, desde su concepción, un profundo respeto, y ni siquiera bajo amenazas aplicaré mi ciencia médica en oposición a los dictados de la humanidad.
- A mis maestros y colegas les guardaré el debido respeto. Todo esto lo prometo por mi honor.»
Según los acuerdos de la LXXIX Convención de Médicos Alemanes, celebrada en Düsseldorf durante los dias 10 a 15 de mayo de 1976
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